31 mayo 2006

Leyendas literarias: el Necronomicón


A veces surgen en la historia de la literatura hechos o personajes que, por distintas razones, llegan a confundirse con la realidad y que, a pesar de explicarse en numerosas ocasiones su carácter ficticio, nunca abandonan del todo el terreno de la imaginerá colectiva o de la leyenda urbana; uno de los casos más claros, y más sorprendentes, pues es relativamente nuevo es el NECRONOMICÓN , grimorio que permitía la invocación de espíritus y la comunicación con seres del más allá, creado por el maestro del terror Howard Phillips Lovecraft. Mencionado por primera vez en 1922 (y con posteriores apariciones en otros relatos tanto de él como de su "círculo") se encargó de crear toda una historia en torno a él , con giros magistrales como introducir auténticos personajes históricos ( por ejemplo cita a Ibn Khallikan, un erudito que existió realmente, como uno de sus compiladores) o señalar que actualmente se conservan ejemplares en el British Museum o en la Biblioteca Nacional de París. pero el Necronomicón NO EXISTE, por mucho que algunos quieran sacar provecho de toda esta historia (sin ir más lejos, el que según Lovecraf es su autor original,el poeta árabe loco Abdul Al-Hazred, no es más que un pseudónimo que él mismo se puso en su infancia tras la lectura de Las mil y una noches. En cualquier caso, para el quiera conocer la historia de este supuesto y maldito libro, aquí la tiene:
La obra fue compuesta por Abdul al-Hazred, un poeta loco de Sana, en el Yemen, que habría vivido en la época de los Omeyas, hacia al año 700 Este poeta visitó las ruinas de Babilonia y los subterráneos secretos de Menfis, y pasó diez años en la soledad del gran desierto que cubre el sur de Arabia, el Rub al Khali o «espacio vacío» de los antiguos y el Dahna o «desierto escarlata» de los árabes modernos. Se dice que este desierto está habitado por espíritus que protegen el mal y por monstruos de muerte. Las personas que dicen haber penetrado en él cuentan que se producen allí cosas extrañas y sobrenaturales. Durante los últimos años de su vida, al-Hazred vivió en Damasco, en donde escribió el Necronomicon, y en donde circularon rumores terribles y contradictorios concernientes a su muerte o a su desaparición, en el año 738. Su biógrafo del siglo XII, Ibn-Khallikan, cuenta que fue asido en pleno día por un monstruo invisible y devorado de forma horrible ante un gran número de testigos aterrados por el miedo. Se cuentan también muchas cosas de su locura. Pretendía haber visto a la famosa Irem, la ciudad de los pilares, y haber hallado bajo las ruinas de cierta ciudad situada en el desierto los anales y los secretos de una raza más antigua que la humanidad. Fue un musulmán poco devoto, adorando entidades desconocidas que llamaba Yog-Sothoth y Cthulhu. En el año 950, el Azif, que había circulado secretamente entre los filósofos contemporáneos, fue traducido al griego por Theodorus Philetas, bajo el título de Necronomicon. Durante un siglo se sucedieron a raíz de este libro una serie de terribles experiencias, por lo que el libro fue prohibido y quemado por el patriarca Miguel. Después ya no se volvió a hablar más que esporádicamente del Necronomicon hasta que en 1228 Olaus Wormius hiciera una traducción latina del mismo, que fue impresa en dos ocasiones, una en el siglo XV, en letras negras, y la otra en el siglo XVII. Ambas ediciones están desprovistas de cualquier mención particular y únicamente puede especularse con la fecha y el lugar de su impresión a partir de su tipografía. La obra, tanto en su versión griega como en la latina, fue prohibida por el papa Gregorio IX en 1232, poco después de ser traducida al latín. La edición árabe original se perdió en la época de Wormius. Hay una vaga alusión a cierta copia secreta localizada en San Francisco a principios de siglo, pero que habría desaparecido con ocasión del gran incendio de 1906. No queda ningún vestigio tampoco de la versión griega, impresa en Italia entre 1500 y 1550, tras el incendio de la biblioteca de un habitante de Salem en 1692. Habría igualmente una traducción preparada por el Dr. Dee, que jamás fue impresa y cuyos fragmentos procederían del manuscrito original. De los textos latinos que aún quedan, uno – del siglo XV – estaría encerrado en el British Museum y el otro – del siglo XVII – en la Bibliothèque Nationale de París. Un ejemplar del siglo XVII se halla en la biblioteca Widener en Harvard y otro en la biblioteca de la universidad Miskatonic en Arkham, en Massachusetts. Existe otro igualmente en la biblioteca de la universidad de Buenos Aires. Existen probablemente numerosos ejemplares secretos más, y un rumor insistente asegura que un ejemplar del siglo XV forma parte de la colección de un célebre multimillonario americano. Otro rumor menos consistente asegura que un ejemplar del siglo XVI en versión griega está en poder de la familia Pickman de Salem. Pero este ejemplar habría desaparecido con el artista R.U. Pickman, en 1926.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

He oído por ahí que la revista AR va a regalar unos fascículos con las escenas más violentas del Necronomicón, plasmadas en unas láminas exclusivas impresas una a una por el maestro Jean-Claud. ¿Qué hay de cierto en ello? :D

En serio: me alegra que tu blog siga vivo y coleando. Un abrazo.

Caronte dijo...

jajajaja, no me extrañaría...por supuesto incluyendo todas las claves para entender el truño da vinci y dárselas de pseudointelectual en las reuniones en casa de Isabel y sus Ferreros. Gracias por tu comentari y cuidado con el mono radioactivo;) 1 abrazo