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En una época en la que, en poco tiempo, devoré muchos libros que marcaron mi vida encontré al personaje con el que durante un tiempo me sentí totalmente identificado, en dura lucha con el Werther de Goethe, al que finalmente, y por azares del destino y diversos desvaríos, acabó desplazando: ANDRÉS HURTADO, protagonista de "El árbol de la ciencia" de Pío Baroja. Con el estilo sobrio y directo de Don Pío, su falta de fe en el ser humano y la imposibilidad de cualquier tipo de solución, sentía cercano el Madrid de finales del siglo XIX que describe, y la actitud y los pensamientos de Andrés, destacados principalmente en el diálogo filosófico que mantiene con su tío Iturrioz en la parte que sirve de enlace entre su época de su estudiante y su trabajo como médico, me hacían ver a este personaje un antihéroe cercano y revolucionario.
" Uno tiene la angustia, la desesperación de no saber qué hacer con la vida, de no tener un plan, de encontrarse perdido. Andrés se inclinaba a creer que el pesimismo de Schopenhauer era una verdad casi matemática. El mundo le parecía una mezcla de manicomio y de hospital; ser inteligente constituía una desgracia, y sólo la felicidad podía venir de la inconsciencia y de la locura. "
Pío Baroja, El árbol de la ciencia