31 octubre 2006

Memorias de un hombre de acción



En una época en la que, en poco tiempo, devoré muchos libros que marcaron mi vida encontré al personaje con el que durante un tiempo me sentí totalmente identificado, en dura lucha con el Werther de Goethe, al que finalmente, y por azares del destino y diversos desvaríos, acabó desplazando: ANDRÉS HURTADO, protagonista de "El árbol de la ciencia" de Pío Baroja. Con el estilo sobrio y directo de Don Pío, su falta de fe en el ser humano y la imposibilidad de cualquier tipo de solución, sentía cercano el Madrid de finales del siglo XIX que describe, y la actitud y los pensamientos de Andrés, destacados principalmente en el diálogo filosófico que mantiene con su tío Iturrioz en la parte que sirve de enlace entre su época de su estudiante y su trabajo como médico, me hacían ver a este personaje un antihéroe cercano y revolucionario.

" Uno tiene la angustia, la desesperación de no saber qué hacer con la vida, de no tener un plan, de encontrarse perdido. Andrés se inclinaba a creer que el pesimismo de Schopenhauer era una verdad casi matemática. El mundo le parecía una mezcla de manicomio y de hospital; ser inteligente constituía una desgracia, y sólo la felicidad podía venir de la inconsciencia y de la locura. "

Pío Baroja, El árbol de la ciencia

5 comentarios:

erizo dijo...

Mmm, me recuerda a un post que seguramente colgaré dentro de poco en el que, entre otras cosas, hablo de algo parecido. Curiosamente al respecto de esto me recomendaron La Busca de Baroja, el sábado busqué el libro en una librería de Madrid y no lo encontré.
Curioso el vínculo...

Caronte dijo...

Es raro que no tengan La busca (gran libro, aunque sus personajes no me atraen tanto...); ¿vas a hablar de Schopenhauer? Para poner un enlace en la palabra "Madrid" no había nada mejor que el que he puesto ;)

1 beso

senses and nonsenses dijo...

tengo una historia curiosa sobre este libro, entraba a formar parte de una serie de libros que estaban en una lista negra en mi colegio junto a 'la colmena', 'san manuel bueno mártir' o 'tiempo de silencio'. evidentemente, nos lanzamos a leer esos libros buscando qué se yo, como siempre imagino que erotismo. sin embargo, 'el árbol de la ciencia' nunca lo leí, no por prohibido, sino porque tuve bastante con 'zalacaín el aventurero' de baroja. nunca me atrajo el señor baroja.
un abrazo.

Caronte dijo...

Suele pasar, lo prohibido siempre atrae, de hecho leí por el mismo motivo "trópico de cáncer", y recuerdo la cara que puso uno de los curas de mi instituto cuando le dije que estaba leyendo el Zaratustra de Nietzsche, jajaja. 1 abrazo

Felipe Jacinto dijo...

Aunque este post ya es antiguo, por avatares de Google he topado con él y me gustaría compartir una anécdota que guardo con la lectura del libro.

Después de leer el Árbol de la ciencia en el colegio, y llevar unos años en la Universidad no muy motivado. Me tocaba realizar la matrícula para el nuevo curso. Entro en el metro y distraído comienzo a leer uno de esos trozos de literatura que te encuentras en algunos vagones frutos de alguna campaña para intensificar la lectura. Para mí sorpresa era una descripción pesimista de la universidad, crítica con la vanidad de los profesores y con todo el sistema. No podía ser de otra forma, me reencontraba con Pío Baroja, de nuevo me identificaba con su Madrid, y ponía palabras a mi estado de ánimo.

Espero que hallas encontrado La Busca, a mí me encanta la trilogía completa de En lucha por la vida